miércoles, 28 de febrero de 2007

"Agarra este fierro caliente"


Cuando hace unas semanas se desató la crisis gubernamental, a raíz de las irregularidades en la licitación de patrulleros en el Ministerio del Interior, se veía venir algo peor. La reciente designación del militante aprista, ex vicepresidente y ex ministro de economía, Luis Alva Castro, en reemplazo de Pilar Mazzetti, en la cartera mencionada, ha cerrado el complicado momento del gobierno.

Es este nombramiento lo que ha llamado la atención. Cuando el presidente Alan García asumió el cargo, se comprometió también a convocar a la administración pública a los profesionales más preparados y sobrellevar las presiones del ala radical del partido, que reclama mayor presencia gubernamental y más puestos de trabajo. Es decir, el clientelismo político y el copamiento estatal, que tanto daño y escándalo causaron en el primer gobierno aprista.

No se discute la capacidad técnica en ciertas áreas de Alva Castro, pero se trata de una apuesta delicada y riesgosa, sobre todo por los graves retos que impone la inseguridad ciudadana, convertida en una de las mayores preocupaciones para los peruanos de toda condición (88%, según la última encuesta de Apoyo).

Difícil tarea la del ministro aprista, más allá de su poca cercanía con el ámbito de seguridad; un campo en el que ahora ya no sólo se requiere elaborar y dirigir estrategias contra el crimen organizado, el narcotráfico y los brotes del terrorismo. Sino también de reordenar una organización, como la policial, que hace agua por varios costados y exige conocimiento y mano firme para desterrar la corrupción interna, revisar su estructura y mejorar los sueldos de los oficiales, aparentemente el oscuro origen de la mayoría de los males.

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