jueves, 22 de noviembre de 2007

El momentito I (Mucho gusto,don Andrés)

Unas amigas me pidieron hacer un texto en el que contara mi experiencia en la Cátedra Andrés Bello,y a raíz de esto nació la idea de esta sección para el blog."Los momentitos" son una suerte de recopilación de los pasajes más impactantes de este agonizante año. No son momentos buenos,ni malos,ni lindos,ni feos.Son "recordables" desde mi punto de vista.No son muchos,igual.Les dejo aquí el primero: el seminario que,sin esperarlo (hay que reconocerlo),colmó mis expectativas.

Mucho gusto, don Andrés

Andrés Bello me sonaba a director de novela venezolana. Había oído este nombre unas cuantas veces, nada más. Comenzaba el ciclo y un aviso en el mural de la Facultad de Comunicación de la Udep informaba sobre la apertura de la Cátedra Andrés Bello; allí se decía que los alumnos de todas las facultades podían acceder a este seminario, con diferente valor en créditos en cada una de ellas. Sin muchas referencias y, tras una ligera búsqueda en Google, solicité al día siguiente el seminario. Debo confesar que asistir los sábados de 9 a 1 de la tarde, me hacia pensar que necesitaría algo más que esfuerzo para poder ir a clase. “En lo que te has metido”, me decían algunos amigos. “Son cuatro créditos”, respondía yo sonriendo.

Revisé el Syllabus del curso y deduje que serían clases teóricas. Wikipedia decía que Andrés Bello fue uno de los humanistas más importantes que produjo Sudamérica a lo largo del siglo XIX, que bajo su inspiración y, con su decisivo apoyo, en 1842 se crea la Universidad de Chile, y que existe la Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas. Ya sabía el origen del nombre de esta cátedra y con estos datos empecé el curso, los sábados, muy temprano.

La Dra. Luisa Portugal, El Dr. Hackanson, el Mgtr. Pavel Elías, eran algunos de los profesores que se turnarían las sesiones de clase durante el ciclo. Primera y más importante idea del curso: “Queremos que los alumnos del curso propongan ideas de integración entre nuestros países fronterizos. Deseamos que los universitarios sean los que transmitan, entre ellos mismos, los mensajes de unión y respeto por lo suyo”, decían los profesores cuando comenzó la cátedra. Aquel pensamiento fue el estandarte del curso a los largo de los meses.



Más allá de las primeras clases, en las que se hacían hincapié a los conceptos y términos propios del curso, poco a poco el seminario iba tomando forma. Aprender mucho más de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) fue, sin duda, uno de los mayores aportes que me brindó la Cátedra. Saber acerca de su organización, de sus miembros, de las sedes en los diferentes países. Estar al tanto de los logros que se habían obtenido dentro de la CAN fue enriquecedor, sobre todo, porque el tema era desconocido por la gran mayoría de los alumnos.

Los meses avanzaban y los temas variaban también. La Comunidad Europea fue uno de los temas que recibió mucha atención por parte de los estudiantes. Fueron sesiones que sirvieron como molde para implantarlo en nuestra realidad. Antecedentes históricos y metas alcanzadas por los países europeos fueron referencia para lo que se vendría al final de curso: implementar estrategias reales de integración fronteriza fue el reto final de los alumnos.

Aquí vino lo más importante. Quizá para los alumnos de Comunicación el tema ya era conocido, pero para los demás resultó una experiencia realmente inspiradora. Grupos mezclados con universitarios de diferentes facultades debían crear diversas estrategias de integración fronteriza. Los temas variaron entre los embajadores culturales, el enfoque de integración en escuelas y universidades, la familia como eje principal de integración, etc.

Esta experiencia nos hizo pisar tierra. Visitamos directamente las escuelas fronterizas de Perú y Ecuador, y comprobamos que, pese al descuido del gobierno en el plano de la infraestructura educativa de la zona, las ganas y el empuje que tenían los niños y profesores de la localidad eran elogiables. Los talleres e intercambios entre las escuelas fronterizas se realizan pese a la escasez de los medios económicos. Inmensa tarea las de los profesores, en cada unos de estos colegios, para enseñar con el ejemplo a sus alumnos.

Agosto de 2007 y no sólo sumé cuatro créditos de seminarios en mi historial académico. La implementación de la estrategia de integración fue, definidamente, enriquecedora. Fue alentador comprobar que, bueno, está bien, no hay los recursos necesarios para mantener a largo plazo las iniciativas que propuso el gobierno en su tiempo, pero que sobre la marcha los proyectos se financian con esfuerzo, ganas y no sólo dinero. Los colegios fronterizos República del Perú, en Machala, y República de Ecuador, en Corrales, son una muestra de ello.

Andrés Bello no era, después de todo, un creador de novelas de drama. La cátedra que lleva su nombre se dicta también en otros países. Hay, entonces, grandes posibilidades de que los jóvenes que desconocían del tema, terminen el curso y fomenten cada vez más la integración real. La que no sólo se basa en textos y frases sueltas, sino la que necesita acción y ganas de cambio.

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1 Comentarios:

A la/s 11/1/08 8:14 p. m., Anonymous Anónimo dijo...

Te recuerdo muchas cosas:
1. Casi nunca ibas a las clases.
2. Si fuiste, te quitabas antes, o llegabas muy tarde!
3. Hubieras sido mejor grupo sin Alex. jajaja.
4. Mi grupo te ganó en la estrategia. No te olvides que somos EMBAJADORES CULTURALES.
5. Grandes enseñanzas las de la Cátedra: Sabemos que podemos hacer mucho por nuestros países, no seremos simples espectadores, sino PROTAGONISTAS!

 

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