La vela color canela
Quería decirle muchas cosas. Decirle, por ejemplo, que conocerla fue un disparo, una sacudida. Decirle también que hubiera querido mirarla con más desparpajo y ser más osado, pero que de alguna manera la prudencia me llevó a experimentar una gran explosión de sensaciones tan solo con su cercanía. Y finalmente contarle que los abrazos de despedida siempre fueron idealizados. Por lo general resultaron ser gestos de bienvenida. Como si todo fuera un espiral y no un círculo, como dijo ella. Quería decirle que la vela de mi mesa de noche la hicieron con cera color canela, y nadie ha podido apagarla al soplar. Tal vez ese ha sido el secreto para cumplir tan bien su función: alumbrarme en silencio. Todos los días de mi vida.
Quería contarle también que hay algo inconcluso, y que seguramente se concretará cuando tengamos cojones. Cuando dejemos de ser tan maricones. O quizá no: quizá la virtud de esta historia sea su condición interrumpida, y tal vez está bien que el círculo no se haya cerrado, porque así puedo pensar que alguna vez sucederá.
Etiquetas: Lo firmo con tinta indeleble
3 Comentarios:
porque sacaste de mi cosas q nadie pudo, porque logré de ti cosas q nadie podrá jamás... porq nuestro círculo no es círculo, ya dije: es espiral... porq no compito con nadie (en este tema yo soy la de ganar --tenía q decirlo--), porq no compites con nadie... y talves, alguna vez sucederá.
y yo soy la Única loca que le tiene tanta fe a toda esta locura de ustedes dos, ustedes no, ustedes no sé yo...
ay mis mongolitosssss...
(está demás que firme, sólo me importa que tú lo sepas)
genial, pelao, fuera de wadas, genial.
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