jueves, 24 de mayo de 2007

Cicatrizó la herida de Estambul




De la final de la Champion me quedó la imagen de la antesala en ESPN. Los tres comentaristas tenían de fondo el imponente Partenón griego. Recuerdo que le dije a morris "la combinación del fútbol y de esta maravilla griega es espectacular." Una imagen que quedará para el comentario eterno.

Y del partido, lo dije ni bien terminé las dos latas de cerveza que tomé esa tarde: el Liverpool hizo el gasto, pero el negocio fue azurra. Así es. El Milan ganó teniendo como estrategia una vieja y conocida forma de jugar de los italianos. Es decir, no hubieron secretos. Defender bien y esperar los espacios para el contragolpe. Por su parte, los reds con un planteamiento también notorio: impedir que el Milan estuviera cómodo en el centro del campo y no pudiera salir con claridad.

Dos goles de Inzaghi y a celebrar como se debe. Un triunfo que confirma el buen momento del fútbol italiano: campeones del mundo y campeones de la Champions League. ¿Cómo se daba vuelta a la historia del mayor escándalo de manipulación de partidos que hace poco vivió el fútbol de dicho país? Sólo con resultados. Ganando y en silencio.








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